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EL ROSARIO EN FAMILIA

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“ Si queréis que la paz reine en vuestros corazones,

en vuestras familias y en vuestra patria, rezad diariamente en

 vuestros hogares el Santo Rosario ”.

 

El Rosario ha tenido un pretérito glorioso. Nuestra Señora ha guardado siempre sus promesas, Ella ha salvado a los individuos, familias y naciones, al mundo entero, por la virtud del Rosario. Ahora, en los actuales momentos la devoción adquiere una nueva aureola de gloria. Hoy es la familia la que está circundada de amenazas; es la familia la que hay que salvar si queremos salvar al mundo. Y el Rosario, que salvó al mundo en el pasado, lo salvará en el presente salvando a la familia. Pero no será el Rosario individual, será el Rosario en familia. La familia entera, rezando el Rosario. El Rosario salvando a la familia por intermedio de la familia misma.

Los que más profundamente conocen los males del mundo y han aplicado los remedios e insistentemente enseñan dónde acudir a buscar la paz, la gracia y el perdón, son los Papas.

Entre los muchos textos pontificios relacionados con el Rosario como oración del hogar y el que puede salvar a las familias, transcribimos uno de Pío XII y otro de Pablo VI.

“Deseamos de un modo especial, que sea en el seno de la familia donde el uso del Rosario reflorezca en todas partes, se guarde con religioso esmero y se desarrolle con nuevos incrementos. Porque inútiles resultarán nuestros esfuerzos por remediar la ruinosa condición de la sociedad civil, si la sociedad doméstica, origen y sostén de toda convivencia humana, no se modela según las normas del Evangelio con todo cuidado. Para lograr tan arduo cometido, nos afirmamos que es de lo más conducente la costumbre del Rosario rezado en familia.

¡Qué cuadro tan plácido y tan divino agrado el que ofrece un hogar cristiano, cuando al anochecer, resuena con los loores reiterados de la Reina del Cielo!

Entonces la casa de una familia cristiana, armada a semejanza de la ejemplar “Familia de Nazareth, se convierte en una mansión terrestre de santidad y en un templo sagrado en donde el Rosario mariano no se reduce a una fórmula peculiar de oración, que diariamente sube el cielo en olor de suavidad, sino que resulta también una eficacísima escuela de cristianas enseñanzas y de cristiana virtud".

Siguiendo lo que tantas veces ya hicieron nuestros predecesores, queremos recomendar vivamente el rezo del Rosario mariano en familia.

El Concilio Vaticano II ha puesto en claro cómo la familia célula primera y vital de la sociedad, por el mutuo amor de sus miembros y la oración en común dirigida a Dios, se presenta como el santuario doméstico de la Iglesia.

La familia cristiana, se presenta como una iglesia doméstica cuando sus miembros, cada uno desde su función y condición, promueven juntos la justicia, practican las obras de misericordia, se dedican al servicio de los hermanos, toman parte activamente en el apostolado de la comunidad y se unen a su culto litúrgico. Y finalmente, cuando elevan en común su oración a Dios: porque si falta este elemento, el hogar doméstico se vería privado de lo que viene a ser la característica de la familia cristiana. Por tanto, mientras se recupera la noción teológica de la familia como iglesia doméstica, debemos esforzarnos para restablecer en la vida familiar la oración en común".

“Queremos aquí pensar y deseamos vivamente que cuando los miembros de una familia se reúnen a rezar, con frecuencia sea el Rosario su forma de oración preferida.

Sabemos muy bien que las nuevas condiciones de vida en la sociedad actual no favorecen hoy momentos de reunión familiar y que, cuando se dan, es difícil que se conviertan en momentos de oración. Hay que reconocer que es un empeño difícil, pero es característica del cristiano no rendirse a la presión de los condicionamientos ambientales, sino superar- la; no sucumbir ante las dificultades, sino hacerles frente. Por eso las familias que quieren vivir plena- mente la vocación y la espiritualidad propias de una familia cristiana, deben poner todos los medios para vencer todos los obstáculos que dificultan su oración en común".

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¡ LA FAMILIA QUE REZA UNIDA,

PERMANECE UNIDA !

¡UN MUNDO QUE REZA, ES UN MUNDO EN PAZ!

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