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MEDITACIÓN DEL ROSARIO

1. NORMAS PRACTICAS PARA LA MEDITACIÓN DEL ROSARIO

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l.  ¿Qué recursos  prácticos facilitan la meditación de los misterios?

~ Hay condiciones previas imprescindibles.

 

2. ¿Cuáles son?

~ La 1a, firme persuasión de la necesidad de meditar el Rosario es el interés en hacerlo.

~ La 2a, persuasión también firme de que las dificultades son vencibles y de que el ejercicio lo hace fácil y deleitable.

~ La 3a, saber meditar. Para ello no es suficiente aprender de memoria y por orden sus veinte títulos y su distribución en gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos y los días en que suele rezarse cada serie. Es preciso enterarse de su historia, significado, la importancia de contemplar para dar al prójimo lo contemplado.

 

3. Supuestas ya estas condiciones, ¿cómo poder contemplar y meditar?

~ 1° Después de recogerse y demandar a Dios su gracia, se ha de revivir espiritualmente el misterio, no sólo enunciándolo en las palabras, sino evocándolo en la memoria, fijando en él la inteligencia y el afecto. Para ello es conveniente una pausa reflexiva antes de empezar la recitación– Basta una pausa corta que debe repetirse después de enunciar cada misterio y antes de empezar su rezo.

~ 2° Representar imaginariamente la escena del misterio y asistir piadosamente a su desarrollo, compenetrándose en lo posible con Jesús y María. Por ejemplo, en el quinto misterio doloroso, imaginar a Jesús llegando al Cal- vario y cómo es clavado en la Cruz, y cómo agoniza en ella en presencia de su Madre la Virgen Dolorosa, oír sus últimas palabras, verlo morir y sepultar, y, en lo posible, penetrar en el Corazón martirizado del Hijo y la Madre.

~ 3° Es hermoso y fructuoso confiar también a esta oración el proceso de crecimiento de los hijos12 ¿No es acaso, el Rosario el itinerario de la vida de Cristo, desde su concepción a la muerte, ¿hasta la resurrección y la gloria?

 

~ 4°Rezar con el Rosario por los hijos, y mejor aún, con los hijos, educándolos desde su tierna edad, no es ciertamente la solución de todos los problemas, pero es una ayuda espiritual que no hay que descuidar.

 

~ 5° ¿Y los que no saben meditarlo? – Procurar aprender; y en todo caso, harán bien haciendo lo que puedan, pues ni Dios ni la Iglesia piden lo imposible.

 

2. SIGNIFICADO DE LOS MISTERIOS

                        

MISTERIOS GOZOSOS: –lunes y sábado–

Misterios que nos presentan a Jesús, que se hace hombre y nace de María, para reconciliar a los hombres con Dios e instaurar una nueva vida en el mundo.

Misterios de fe que nos estimulan a luchar por una familia más unida, por una Iglesia más abierta al amor universal, por un mundo más pacífico, por una vida renovada en la unidad, el amor y la paz.

 

MISTERIOS LUMINOSOS: –jueves–

Misterios que pasan de la infancia y de la vida de Nazareth a la vida pública de Jesús. Todo el misterio de Cristo es luz. Él es “la luz del mundo” (Jn 8,12).

Misterios de luz, que es Cristo Jesús. El Papa nos ha invitado a meditar en la vida de Jesucristo para que con Él y en compañía de su Bienaventurada Madre, brillemos en este mundo tan necesitado de su Luz.

 

MISTERIOS DOLOROSOS: –martes y viernes–

Misterios que nos presentan a Cristo, varón de do- lores, por cuya muerte en la cruz fuimos reconcilia- dos con Dios; y a María, al pie de la Cruz, colabora- dora fiel de Cristo en la Redención, Misterios de amor que nos invitan a aceptar los dolores y sufrimientos de esta vida, y a extender por todo el mundo el reino de salvación instaurado por Cristo: reino de verdad y de vida, reino de santidad y de gracia, reino de justicia, de amor y de paz.

 

MISTERIOS GLORIOSOS: – miércoles y domingos –

Misterios que nos presentan a Jesucristo, resucitado y glorioso, portador de la vida nueva; y a María, Asunta al Cielo, Reina y Madre de la Iglesia, que desde el cielo sigue amando y protegiendo a sus hijos, Misterios de esperanza, que nos animan a renovar nuestra vida cristiana para que, muertos al pecado y reconciliados con Dios y con los hermanos, busquemos las cosas de arriba, donde Jesucristo y María nos esperan.

 

 

3. MODO DE MEDITAR EL REZO DEL ROSARIO

 

 MISTERIOS GOZOSOS:

 

1° LA ANUNCIACIÓN

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— EI hijo de Dios se hizo carne, es decir, tomó un cuerpo y un alma humana como la nuestra.

Abramos el corazón para que venga Él, Jesús, a fin de que por nosotros no se tenga que repetir la amarga queja: “Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron” (Jn 1, 11). Y Jesucristo, el Verbo de Dios hecho hombre “habitó entre nosotros” (Jn 1, 14), y nosotros estamos gozando aún de su presencia “y hemos visto su gloria” (Jn 1, 14), su gloria que radica precisamente en ser nuestro Salvador, “lleno de gracias y de verdad” (Jn 1, 14), “rico en misericordia y fidelidad” (Ex 34, 6).

 

 2° LA VISITACIÓN

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—La Virgen, llevando a Jesús en su seno, visita a Isabel y le lleva la gracia para su hijo Juan.

Cuando el Ángel anuncia a María que está destinada a ser Madre de Dios, también le advierte que “su pariente ha concebido un hijo en su vejez” (Lc 1, 35), pues “ninguna cosa es imposible para Dios” (Lc 1, 37). María respondió que Ella es “la esclava del Señor”        (Lc 1, 38), y sirve a Dios sirviendo a su prójimo; y así María “se fue con prontitud a una ciudad de Judá” (Lc 1, 39). La medida de nuestro amor a Dios será sin duda el amor que tengamos a nuestro prójimo.

 

3° EL NACIMIENTO

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—EI Hijo de Dios, que desde toda la eternidad es engendrado por el Padre, nace en el tiempo de la Virgen María.

Navidad nos manifiesta el amor de todo un Dios. Los hombres “podemos llegar a ser hijos de Dios” (Jn l, 12), porque Dios se hizo hijo de los hombres. Debemos inundar el alma de una gran alegría; la distancia entre Dios y los hombres está salvada, ha nacido el Emmanuel –Dios con nosotros: Is. 7, 14; Mt 1, 23–. Si se acerca a nosotros, es porque nos ama; a semejanza de los pastores volvamos a nuestros trabajos diarios (Lc 2, 23) “alabando y glorifican- do a Dios” siempre y en todo lugar.

 

 

4° PRESENTACIÓN DEL NIÑO EN EL TEMPLO

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—María se presenta en el templo y cumple el rito de la purificación; sufre la humillación de aparecer impura y Jesús ofrece el dolor de la circuncisión.

Desde muy niño, Jesús nos da ejemplo de sumisión y obediencia a la Ley y, María su Madre, igual- mente (Lc 2, 22). Cristo “luz del mundo” (Jn 8,12} comienza a iluminar al mundo, aclarando la mente del profeta Simeón (Lc 2, 28}. Pidámosle que ilumine nuestra alma, pues “el que lo sigue no andará en las tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida” (Jn 8, 12}.

 

5º EL NIÑO EN EL TEMPLO

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—Jesús se queda en el templo; allí lo encuentran José y María, después de buscarlo tres días.

Jesús es nuestro Maestro y muy niño comenzó a enseñarnos. Los judíos se admiraban de su sabiduría y “algunos” decían: ¿cómo entiende las letras sin haber estudiado? (Jn 7,15). En otra ocasión exclamó Jesús: “Quien tenga sed, que venga a Mí” (Jn 7, 37). Los mismos judíos tuvieron que confesar: “nadie habló como este hombre” (Jn 7, 46). Como Samuel, digámosle: “Habla, Señor, que tu siervo escucha” (Sam. 3, 10).

 

MISTERIOS LUMINOSOS

 

1° EL BAUTISMO DEL SEÑOR EN EL JORDÁN

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—Jesús inicia su vida pública, de predicación y anuncio de la Buena Nueva.

Mientras Cristo, como inocente que se hace “pecado” por nosotros (2 Cor. 5, 21), entró en el agua del río, el cielo se abrió y la voz del padre lo proclamó Hijo predilecto (Mt 3, 17). Y el Espíritu descendió sobre Él para investirlo de la misión que le esperaba.

 

2° LA AUTORREVELACIÓN DE JESÚS EN LAS BODAS DE CANÁ

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—María intercedió ante los necesitados, invitándolos a hacer lo que Él diga.

Caná fue el comienzo de los signos (Jn 2, 1–12), cuando Cristo, transformó el agua en vino, abrió el corazón de los discípulos a la fe, gracias a la intervención de María, la primera creyente.

 

 

3° EL ANUNCIO DEL REINO DE DIOS, INVITANDO A LA CONVERSIÓN

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—Jesús, invita a la conversión por la reconciliación.

Jesús enseñaba, curaba, resucitaba a algunos difuntos porque el Reino de Dios estaba ya cerca (Mc 1, 15). Él perdonaba los pecados de quienes se acercaban a Él con humildad y fe (Mc 2, 3–13). Así inició su ministerio de misericordia que continúa ejercitando hasta el fin del mundo, especialmente a través del sacramento de la Reconciliación confiado a la Iglesia.

 

4° LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR

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—Jesús se transfiguró ante algunos de sus apóstoles.

La Transfiguración tuvo lugar en el Monte Tabor¸ la gloria de la Divinidad resplandeció en el rostro de Cristo, mientras el Padre lo acreditaba ante los Apóstoles extasiados para que lo “escuchen” (Lc 9, 35) y se dispongan a vivir con Él, el momento doloroso de la Pasión, a fin de llegar con Él a la alegría de la Resurrección mediante una vida transfigurada por el Espíritu Santo.

 

5° LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA

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—Jesús nos da su cuerpo y su sangre como alimento de vida.

Jesucristo se hace alimento con su Cuerpo y su Sangre bajo las especies del pan y del vino, dando testimonio de su amor por la humanidad “hasta el extremo” (Jn 13, 1). El sacrificio de Jesús, celebrado en la Eucaristía, lleva a plenitud toda institución cultual anterior al Nuevo Testamento. Él se sacrificó por la salvación de toda la humanidad.

 

MISTERIOS DOLOROSOS

1° LA ORACIÓN DE JESÚS EN EL HUERTO

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—Tristeza de Jesús en su oración del huerto.

Antes de comenzar su Pasión, Jesús se retira con sus discípulos para orar: “cayó rostro en tierra” (Mt 26, 39), y bajo el peso de nuestros pecados (Is. 53, 4) su alma se inunda de una tristeza tan profunda, que llega “a sudar gotas espesas de sangre que caían en tierra”           (Lc 22, 44). “Velad y orad –nos repite– para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil” (Mt 26, 41).

 

2° LA FLAGELACIÓN

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—Los azotes recibidos por Jesús, atado a una columna.

La flagelación era un castigo, que solamente se infligía a los criminales más viles; no se podría dar ese castigo a un ciudadano romano (Hech. 16, 37); era un castigo tan cruel, que la ley ordenaba no se dieran más de cuarenta azotes (Deut. 25, 3). Jesús se humilló a todo y “Él tomó nuestras debilidades y cargó sobre sí nuestras enfermedades”.  (Mt 8, 17; Is 53, 6).

 

3° LA CORONACIÓN DE ESPINAS

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—Tejieron una corona de espinas y la colocaron sobre su cabeza.

Cristo es Rey. Pero es rey del dolor. Por eso su corona no es de oro, sino de espinas, que punzan: Cristo es el Rey del dolor, porque ha sido el único que pudo darle al sufrimiento un sentido de redención; y así en Él, en Cristo, “tenemos por su sangre la redención, el perdón de los pecados, según la riqueza de su gracia” (Ef 1, 7). “En el día de la angustia clamo a Ti, porque Tú me escucharás” (Sal 69, 21).

 

4° JESÚS CON LA CRUZ A CUESTAS

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—Y llevando la cruz, salió de la ciudad al lugar llamado Calvario.

“Después de haberse burlado de Él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y le llevaron a crucificarle” (Mt 27, 31). En el Antiguo Testamento aparece ya el dolor como medio expiatorio de los pecados; y sobre todo en el Nuevo Testamento, santificando el dolor y el sufrimiento con la Pasión y Muerte de Jesús, se ha convertido para el cristiano en condición indispensable de su bautismo. “El que no tome su cruz y me siga, no es digno de mi” (Mt 1O, 38).

 

5° LA CRUCIFIXIÓN Y MUERTE DE JESÚS

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—Jesús agoniza en presencia de su Madre.

Cargando todo el peso de nuestros pecados, llega Cristo al Calvario y allí extiende sus miembros sobre la cruz, que es izada en alto. Allí agoniza durante tres horas y muere. “Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él” (Jn 3, 17).

La cruz es nuestra salvación. “Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de Nuestro Señor Jesucristo” (Gal 6, 14). La Muerte es nuestra Vida. “Junto a la cruz de Jesús, estaba su Madre” (Jn 19, 25.).

MISTERIOS GLORIOSOS

 

1° LA RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO

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—Cristo resucita y sale triunfante del sepulcro.

La resurrección de Jesucristo es la causa y el modelo de nuestra resurrección: “Así pues, si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.  Aspirad a las cosas de arriba, no a las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios". (Col 3, 1–3). “Gracias a Dios, que nos da la victoria por Nuestro Señor Jesucristo” (1 Cor 15, 57).

 

2° LA ASCENSIÓN DE JESUCRISTO

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—Jesús en presencia de los Apóstoles y de su Madre asciende al cielo.

Jesucristo resucitó y subió al cielo, para preparar- nos un lugar a nosotros sus redimidos. “Dios lo exaltó” (Fil 2, 5–11), y allí está ahora intercediendo por nosotros" (Rom 8, 34). No olvidemos “que no tenemos aquí ciudad permanente, sino que andamos buscando la del futuro” (Heb. 13, 14).

 

3° LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO

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—EI Espíritu Santo desciende sobre los Apóstoles y los transforma.

El mismo Jesús había dicho: “El Paráclito”, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho" (Jn 14, 26). Así fue: los Apóstoles comprendieron todo. El Espíritu Santo, es el santificador, el que nos impulsa interiormente en nuestra lucha diaria. Él está presente en la Iglesia, dándole vida, por esto la Iglesia está en un continuo Pentecostés.

 

4° LA ASUNCIÓN DE MARÍA A LOS CIELOS

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—María sube al cielo, participando de la gloria de su Hijo.

Con la asunción llega al culmen el misterio de nuestra Madre en su glorificación completa, al entrar en los cielos en cuerpo y alma. “Tú eres la exaltación de Jerusalén, tú, el gran orgullo de Israel, tú la suprema gloria de nuestra raza” (Jud. 15, 9). “Quien me halla, ha hallado la vida, ha logrado el favor de Dios” (Prov. 8, 35).

 

 

5° LA CORONACIÓN DE MARÍA COMO REINA DEL UNIVERSO

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—María Santísima es coronada como reina de toda la creación.

Cristo, como Mesías, debía ser Rey (Mt 2, 2; Mc 15, 2). Cristo es quien nos ha redimido totalmente, pero ha querido que su Madre cooperara también con sus padecimientos a nuestra redención, y así fue nuestra corredentora. Si ha estado con Jesús a la hora del dolor, ha de estar con Él en el triunfo; a Cristo Rey ha de acompañar María Reina.

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